Mikel Kazzuka

Mikel Kazzuka tiene un acento extraño al hablar. No es Europeo, pero lleva rasgos que lo caracterizan.
No es Americano, pero fue Señor de las Capillas de Canada.
Nacio al sur del mundo. En una isla remota de Chile. La isla de Pascua. Sus tatuajes tribales que nadie ve, le recuerdan una vida silvestre y libre.

No tiene mas de diesciete años. No mide mucho mas que un adolecente tipo... Pero su mirada esconde muchisima verdad. La eternidad se refleja en el azul de sus ojos. La fuerza, en sus silencios.

Segundo vastago de Aliester, El Mago, ha cargado toda su no vida, con llevar el nombre de un Sire infame y detestado.



El odio de un niño, siempre sera un odio sin respuestas. Y esa es la relacion que lleva con su Sire. Nadie sabe que secreto esconden estos dos, pero ha traspasado años de lamentables peleas y fracasos.


Pequeña descripcion de quien es Mikel Realmente...

Mikel estaba sentado en una de las puntas de la mesa. Los dados habían rodado sobre el tapete, buscando un resultado. Los chicos miraban atentos. Uno, seis, uno… Pifia, gritaron todos. Mikel solo los miro. Estaba serio. Demasiado.
- ¿Y si jugamos a algo mas real?- Dijo al final.
Gastón cerró su libro. Nunca le había gustado ese muchacho de cabellos negros y mirada fría.
- ¿Que propones?-
- Hagámoslo en vivo… ¿Qué les parece?- Y se levanto de un salto, y se paro sobre la silla.
- Hey, que haces…- río uno.
- Juego… Con la magia.- Y movió sus manos, recitando un conjuro en alguna lengua extraña que los jóvenes incrédulos creyeron inventada.
Algunos lo miraban curiosos y asombrados. Paola grito.
- Tú cállate.- Dijo Mikel y la señalo. Y no pudo hablar más, por más que intentaba abrir la boca.
- ¿Cómo lo hiciste?- Dijo Gastón dando varios pasos hacia atrás.
- Magia. Mi padre me enseño.- Y se bajo de la silla, dirigiéndose al centro de ellos.
- Juguemos a que soy un vampiro… Y les hago la pregunta que tanto esperan…-
Todos estaban atónitos. Nadie entendía que estaba sucediendo, y quizás la curiosidad no les permitía ver el peligro.
Paola fue la única que quiso irse, pero Mikel volvió a sentarla.




Quieres la vida eterna, Paola?- Le susurro en el oído. Ella movió la cabeza negativamente sin poder hablar. Lagrimas empezaron a escapar de sus ojos.
- Cierto… Tú eres una niña bien.-
- Yo la quiero.- Dijo Gastón acercándose, sin mirar la desesperación de la joven muda.
Mikel lo miro y lo agarro de la nuca atrayéndolo hasta el. El cabello ocultaba sus comillos, pero ante los ojos desorbitados de sus amigos, Mikel bebió su sangre hasta dejarlo moribundo.
- La vida eterna, mi amigo, tiene un precio muy alto que pagar.- Dijo Mikel y dejo ver su boca llena de sangre y colmillos.
Todos gritaron, pero ninguno podía moverse.