Historias Paralelas

El sol se escondía tras las montañas y la oscuridad de la noche se esparcía rápidamente sobre la isla. Hacia frió y comenzaba a nevar, el color gris y el blanco predominaban en los árboles, las hojas plateadas habían caído dejándolos al desnudo. En las afueras de una de las aldeas elficas del sur, una figura se alejaba en soledad, cubierta apenas por una capa. Caminaba a prisa y parecía no querer ser vista. Dariam se movía con suma delicadez por entre los árboles y arbustos, apenas haciendo ruido y sin dejar rastro, conocía aquel lugar como la palma de su mano. Finalmente se detuvo, estaba en un pequeño claro al pie de las montañas, cuando estuvo segura que nadie la había seguido froto la gema del anillo que lucia en su mano izquierda y esta brillo con luz propia, en un color verde pálido. Se escucho el ruido de la piedra al moverse y allí donde antes no había nada, ahora existía una entrada a las entrañas de la tierra, Dariam se apresuro a entrar y rápidamente, piedra y tierra, volvieron a cerrarse tras ella. La cueva era oscura, fría y solo la tenue luz pálida de su anillo la iluminaba, continuo caminando con paso delicado hasta llegar a una gran habitación. El lugar era semicircular de piedra desnuda, estaba completamente vació, excepto por un gran espejo de marco dorado.
Dariam enfrento al espejo y este le devolvió su imagen. Rubia de cabellos largos y sedosos, arqueadas y finas cejas enmarcaban sus almendrados ojos turquesa, una nariz recta y pequeña, labios de un color rosa pálido formaban, en una cara de rasgos angulares, una composición hermosa. Toco apenas con la punta de sus dedos la superficie fría del espejo y esta brillo por un instante con una tenue luz verde, parecida a la de su anillo. Cuando la luz murio la superficie dejo de ser espejada y ahora era oscura como la misma noche, podia verse tras el vidrio como vapores y humos se entrelazaban en una danza armoniosa. Una nueva luz fue vista, en el centro del esperjo los vapores y humos se desplazaban dándole paso a esta luz violácea, comenzo a tomar forma hasta que el juego de sombras y luces formaron la imagen de un elfo de cabello blanco y tez oscura, un Drow.

- Saludos Dariam, la voz del hombre era aterciopelada . . .
- Saludos, respondió ella de forma seca.
- Esta todo listo? Pregunto el . . .
- Casi, respondió ella para luego agregar . . . solo necesito un poco mas de tiempo, pronto será luna nueva y la sacerdotisas de Militril estarán ocupadas rezando, entonces será el momento oportuno para tomar posesión de la reliquia . . .
- Muy bien, pero recuerda solo tienes una oportunidad si por alguna razón llegases a fallar la sacerdotisas tomarían cuenta de tus intenciones y enviaran la reliquia allí donde no puedas encontrarla, además no quisiéramos que perdieses la confianza de tu gente aun, todo aquello que puedas informarnos es de suma utilidad . . .
- Lo se . . . y no fallare . . .

Dariam volvió a tocar la superficie del espejo y este volvió a brillar verde y luego la superficie del mismo volvió a reflejar su imagen. Odiaba a ese hombre, pero en realidad no era mas que un títere de la Matrona de la 8va casa, pronto solo entablaría relación con ella y antes de que esta se de cuenta la destronaría, conorandose ella misma matrona. Lolth asi lo deseaba, Lolth asi se lo habia prometido . . .

El pasillo estaba en penumbras, apenas iluminado por la luz de la antorcha que sostenía. Las paredes eran de piedra color gris, hacia frío y había cierta humedad. No había sido fácil entrar, pero Nysia no temía a los desafíos, especialmente si un gran tesoro la esperaba al final de su camino. Había escuchado hablar de aquellas ruinas en una posada en la ciudad de Puerto Sur. Un viejo aventurero contaba sus hazañas a un grupo de curiosos ciudadanos, había logrado pasar la mayoría de los obstáculos, pero no había encontrado el pasaje secreto al cuarto del tesoro. Ella tomo nota de todo lo dicho aquella noche por el viejo aventurero y sin demorar comenzó a realizar planes para viajar allí, estaba segura ella encontraría la forma de encontrar aquel pasadizo.
No había sido nada fácil y estuvo a punto de darse por vencida, cuando al llegar el amanecer vio un haz de luz entrar por una pequeña hendidura, se le ocurrió entonces deflectar aquel haz hacia la gema se encontraba en el centro de la habitación y esta brillo tenuemente, acto seguido la pared comenzó a deslizarse . . . había descubierto el pasadizo. Siguió caminando ahora un poco mas aprisa, pero sin dejar de estar atenta no dejaría que su ansiedad la hiciese caer en alguna vieja trampa que quienes habían construido aquel lugar seguramente habían puesto para proteger el tesoro de manos curiosas. Finalmente llego al final del pasillo, una gran puerta doble hoja la separaba a ella del preciado tesoro, descubrió una trampa en las puertas y ágilmente la logro desenmantelar, despacio abrió las puertas y estas dieron un leve crujido al ser movidas por primera vez en años. Ingreso entonces a una gran habitación circular, tambien de la misma piedra gris, estaba completamente vacía, excepto por un pequeña columna blanca el centro, sobre esta columna una pequeña esfera flotaba en el aire. Nysia dio unos pasos mas acercándose a la columna y esfera, no muy segura de que era de lo que trataba, cuando estuvo a apenas unos pasos la esfera tomo brillo propio. Esto lleno de curiosidad a la joven humana, cualquier objeto que brillara de esa manera seguramente poseía magia. Estiro su mano y cuando estaba apunto de tocar la esfera se detuvo, no había inspeccionado el lugar y de seguro allí habrían mas trampas. Camino en circulo por rededor de la columna atenta a cualquier detalle, pero todo allí parecía estar en orden, pero eso mismo la hacia dudar mas, era muy fácil pensó, demasiado. Comenzó a sentirse indecisa, por un lado temia que pudiese suceder si intentara tomar aquella esfera, por otro lado era tan hermosa! Cerro los ojos y respiro hondo, cuando dejo salir todo el aire abrio sus ojos de golpe y sin pensarlo en un acto impulsivo estiro su mano y tomo la esfera. La luz se volvió de un blanco intenso, dejándola ciega un instante. Un viento gelido golpeo su rostro. Lentamente comenzó a recuperar la vista , primero todo eran mancas de colores y luego lentamente todo tomaba forma. Era imposible, no podía creer lo que sus ojos le revelaban. Ya no estaba en la profundidad de las ruinas, sino en lo alto de una montaña, la rodeaba la nieve y podía ver las nubes por debajo suyo como una pradera de algodón blanco. Todo era tan bello, pero donde estaba? De pronto el frió la hizo reaccionar sino encontraba refugio pronto el frió la mataría . . .

La Oscuridad de la noche lo abarcaba todo. En algun lugar, en las tierras aridas de Urun Naar se alza una estructura imponente y siniestra. Apenas ilumindada con antorchas, los juegos de luz y sombra parecen dar vida a las gárgolas que la aguardan. En el interior, en lo profundo de la tierra un Corcel blanco y de noble porte, se esfuerza por liberarse de las ataduras que lo apresan. Un grupo de Orcos tira de las cuerdas que amarran al corcel y este aunque se resiste no puede mas que avanzar, para lentamente llegar hasta un altar. Los orcos se apresuran a atar las cuerdas, allí tras el altar una figura envuelta en túnicas de color negro, azul y rojo oscuros observa al animal, puede sentir su miedo y esto parece agradarle. La mueca de una sonrisa aparece en sus labios y sus ojos de un mas oscuro que el de la misma noche, brillan con malicia. A su izquierda puede verse ahora otra figura que se acerca. Lleva puesta una armadura completa, que simula el cuerpo de una bestia. Su espina llena de cuernos y su rostro oculto tras una mascara cadavérica.

- Levanta tu espada y sacrifica a este animal en nombre de Belezun, da muerte a un servidor de Camus y por siempre únete al verdadero Dios . . . – la voz del hombre vestido en tunicas era aspera y sin emocion, pero llena de autoridad.

Aro, una vez Paladin de Camus, levanto su mandoble. Alli su corcel lo miraba, aterrorizado, suplicandole con la mirada. Envano porque el corazon de Aro habia sido corrompido por Belezun y este seria el paso final, esa noche el poder de la oscuridad llenaria su alma y el derrame de sangre en nombre de su nuevo Dios seria lo unico que importaria.
Fue rapido, el filo del metal corto por carne y hueso sin esfuerzo y el corcel sagrado se desplomo derramando su sangre en la piedra.

Graen, sacerdote de Belezun sonrio, tomo un Caliz de hueso y lo lleno con la sangre que emanaba del cadáver del corcel, pronuncio unas cuantas palabras en un antiguo idioma y dio el caliz a Aro. Este lo tomo entre sus manos de metal oscurecido y dejo caer la sangre sobre su frente chorreando su pecho.

Afuera las nubes se cerraban tragandose la luz de las lunas. Y un viento gelido comenzaba a soplar con fuerza . . .

Un Grupo de Gnolls se acercaba al templo de Belezun. Llevaban amarrados con grilletes y cadenas cinco humanos, dos hombres y tres mujeres. Cruzaron el puente sobre el profundo avismo, que rodeaba el templo. Los Gnolls empujaban sin piedad a los humanos, que temerosos por la larga caída, no querían atravesarlo.
Las puertas de hierro y madera se abrieron y al cruzarlas llegaron a una plaza donde se alzaban cinco postes de madera desde el suelo de piedra. Uno de los Gnolls se encargo de atar a cada humano a uno de estos postes. Poco después de haber ingresado, el grupo de Gnolls fue recibido por Aro, Guardian Oscuro de Belezun. El lider de los Gnolls, algo mas alto y corpulento del resto hablo entonces en un tosco y acentuado comun.

- Aquí estan… esclavos, nuestra paga?

El Reino de Urun Naar era servido por el sudor y trabajo de esclavos, Nobles y Sacerdotes acostumbraban a contratar tribus de diferentes humanoides para adquirirlos. Diplomáticamente de esta forma los Reinos vecinos no podian culparlos por estos hechos, ya que dichas razas de humanoides acechaban a los pueblos humanos, saqueando y destruyendo desde el comienzo de los reinos.

Aro se acerco a cada uno de los humanos y los examino, todos parecian saludables. Tomo una bolsa llena de monedas de oro y la arrojo al Gnoll. Odiaba tratar con aquellas criaturas, las consideraba inferiores, pero entendia su utilidad.

- Habra mas oro si consiguen niños, estos son mas faciles de educar a las costumbres de sus dueños.

Dicho esto Aro se retiro y tambien lo hicieron los Gnolls, dejando en aquella plaza a los esclavos sufriendo el frio gelido de la noche.

Nysia caminaba sin rumbo aparente, guiada solo por la necesidad de encontrar refugio del viento y la nieve. Finalmente después de un largo tiempo, cuando sentía que perdería la conciencia debido al frió vio no muy lejos una hendidura en el roca. Recurriendo a lo último que le quedaba de sus fuerzas, atravesó hielo y nieve hasta llegar allí. Se apresuro a entrar, la hendidura era estrecha apenas logro atravesarla y esto ahora trabajaba a su favor, ya que el la protegía del viento. No fue hasta que se sentó y comenzó a buscar provisiones de entre sus bolsos que notó que en el dorso de su mano izquierda ahora había un extraño símbolo, el cual nunca antes había visto y este brillaba muy tenuemente con una luz blanca . . .

Un destello de luz blanca irrumpió la oscuridad del lugar, tras este una figura sombría tomo forma. Aro dejo escapar un grito de odio y este retumbo hasta que el silencio volvió a tomarlo todo. Estaba en algún lugar subterráneo extraño a él, clavo su espada en la tierra y cerro los ojos buscando calmarse. Había fallado, de no ser por la intromisión de Nysia ahora Alastor y sus compañeros habrían perecido bajo la hoja de su espada y comenzaría la búsqueda del artefacto, pero ahora sus planes se veían entorpecidos y debería comunicar su fracaso a su señor. Saco el guantelete de su mano derecha, dejando su mano al descubierto, un anillo con una gema negra se lucia. Soplo sobre la gema y lentamente esta comenzó a tomar un brillo color violáceo, de pronto el silencio fue irrumpido por la voz de su amo.

- Has conseguido “la llave”? – Drana inquirió secamente.
- Se han presentado ciertos inconvenientes, y “la llave” intervino . . .
- Tu fallo es costoso, ahora “la llave” será devuelta y como bien sabes solo aquellos que favorecen a la luz pueden obtenerla . . . esto me decepciona Aro – Termino de decir Drana con tono grave.
- Lo lamento señor – Aro cerraba sus puños para contener la ira que comenzaba a crecer en su interior.
- Guarda tu excusas y apresura tu vuelta, debemos llevar nuestra atención a otros asuntos . . . mientras esperamos el momento preciso para volver a tomar “la llave”, de seguro podremos utilizar a nuestra ventaja el viejo vinculo que tu mantenías con esta . . .
- Si mi señor . . . – respondió Aro y la luz de gema dejo de brillar.

Nuevamente en soledad, Aro cubrió su mano con el guantelete de su armadura y sin necesidad de luz comenzó a caminar en búsqueda de una salida.